Es momento de crear un nuevo Fondo de Compensación Intraterritorial extremeño, verdaderamente eficaz, que se destine a minimizar las diferencias económicas entre los municipios.
MILAGROSA Carrero Sánchez (21/08/2006)
Por estas fechas, cada año regreso al pueblo, chispeante de gente retornada, que pasa sus vacaciones unos en la cuna de sus antepasados, otros como yo, en la propia que los vio nacer, crecer incluso a muchos. En la churrería, los comercios y los bares se distingue el familiar acento de los vitorianos, mezclado, entre felices aclamaciones, con los de sus primos madrileños, catalanes o andaluces, porque eso sí, en la gran mayoría de los pueblos, todos somos parientes.
Pero hay una diferencia entre volver a Villafranca, a Mérida o Montijo, y volver a Las Mestas, a Alía o a Mata de Alcántara. Y es que, en estos años de boyante desarrollo, en los que, beneficiados con las políticas, tanto Europea como estatal, de compensación interterritorial, hemos colocado a Extremadura en el mapa, donde antes sólo había nubarrones, y visto despegar la curva del desarrollo regional extremeña, con rumbo a la convergencia, nos damos cuenta de que las diferencias económicas entre los distintos territorios de la Comunidad Autónoma, lejos de aminorarse, y a pesar de los esfuerzos de la Consejería de Desarrollo Rural, se disparan, y que los frutos de este esfuerzo no acaban de materializarse en esa oportunidad de desarrollo que esperan muchos pueblos.
Porque, señores, el hecho de que, por ejemplo, Brozas se quede, en cuanto al desarrollo económico se refiere, en un relativamente corto periodo de tiempo, a años luz de distancia del Casar de Cáceres, cuando ambas poblaciones están a pocos kilómetros, y en ambas se parte de recursos agropecuarios (vacas, ovejas, tencas...) similares, no es un problema banal, sino una realidad que hay que analizar para corregir, con una política de inversiones por parte de la Junta de Extremadura, y de las Diputaciones Provinciales, compensatoria, que supedite el reparto de las ayudas para los distintos proyectos a la necesidad de convergencia. Y si los pueblos mas estancados carecen de proyectos habrá que dárselos hechos: A la hora de comer la madre sirve la comida en los platos, para que sus hijos más lentos no se queden con hambre, es más, elige la mejor parte para los que más lo necesitan.
El éxito de la Junta ha sido la acertada administración de los fondos recibidos, logrando un nivel de desarrollo, que muchos no imaginaban, pero no solo a nivel económico, si no en términos de calidad de vida: Sanidad, educación, comunicaciones, y una serie de servicios que se han puesto a disposición de cada extremeño, a pesar de los inconvenientes de la dispersión geográfica.
HUBO UN TIEMPO en que toda Extremadura sufría carencias y no había nada que repartir. Ahora es distintos. Muchas zonas y pueblos de la región se están desarrollando en una progresión geométrica, y esa es una gran noticia. Otros pueblos han logrado no sólo sobrevivir, si no mantener la población, y dotarse de una serie de servicios como hogares del pensionista, centros de salud, casas tuteladas, bibliotecas, asistencia hospitalaria, y de ambulancia, colegios, institutos, autobuses escolares, puntos de información administrativa, escuelas taller, etc, pero les falta el impulso necesario para iniciar un verdadero desarrollo económico.
El Gobierno extremeño no solo ha generado riqueza, sino que la ha redistribuido. Y estoy convencida que dentro de esa política, ahora está en disposición de llevar proyectos de desarrollo eficaces a cada rincón de nuestra geografía, o lo que es igual, normalizar su ubicación en función de estas descompensaciones, regulando un procedimiento que destine obligatoriamente un porcentaje determinado de los recursos económicos disponibles a compensar eficazmente las diferencias.
Y aunque me consta que hay fondos especiales a este fin, y procedimientos de compensación, entiendo que se hacen insuficientes, y en ese aspecto coincido con el PSOE en su preocupación por las nuevas diferencias aparecidas, y apoyo sus propuestas recogidas en la nueva Ley de Gobierno Local, especialmente la medida por la que se compromete a crear un Fondo de Solidaridad para municipios de menos de 20.000 habitantes. En esa misma línea, soy partidaria de revisar los mecanismos de compensación intraterritoriales, en el seno de nuestra Comunidad Autónoma, adaptándolos a la nueva situación.
Desde Extremadura estamos exigiendo una política, y unos fondos de compensación, así como el reconocimiento de una deuda histórica que ayude a nuestra comunidad a salvar las diferencias, y pienso que es el momento para crear un nuevo Fondo de Compensación Intraterritorial extremeño, verdaderamente eficaz, que, ahondando en la política redistributiva iniciada por nuestro Ejecutivo, se destine a minimizar las diferencias económicas, entre las distintas comarca, y entre sus municipios, por una verdadera convergencia interna.
Milagrosa Carrero Sánchez
Profesora de Secundaria y articulista
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