miércoles, junio 07, 2006

LA ESENCIA DE LA DEMOCRACIA

TRIBUNA LIBRE
06/06/2006

http://www.elplural.com/tribuna_libre/detail.php?id=4826

Aparentemente el debate sobre el estado de la Nación, no despierta en el público general un interés comparable al resto de la programación, y se diría que los únicos que “se lo tragan” íntegramente son los periodistas que lo cubren, y el sufrido Presidente del Gobierno, para el que las maratonianas sesiones del debate más parecen una prueba de resistencia física que un análisis de su gestión al frente del ejecutivo.
Sobre el debate se vierten, cada año, todo tipo de protestas, y despierta en el público las opiniones más diversas en su forma y en su fondo. Unos dicen que los temas que en él se tratan no son los que le preocupan al ciudadano de a pie, mientras otros comentan que el único interés que mueve a sus señorías a permanecer en la tribuna, es la consabida y esperada foto, aparte de la intervención de su propio grupo; y no faltan las protestas de quienes consideran desproporcionada la intervención de los grupos nacionalistas, por amplificar el eco de determinadas comunidades frente al silencio en que se ven inmersas aquellas otras que sólo están representadas por los partidos nacionales.
Claro está que para los que, cumplidos los cuarenta, aún recordamos aquella época en la que lo más parecido a un partido político eran los clubes de fútbol, el opus, y la legión de maría, y donde el debate político se limitaba a la consulta por escrito, a modo de referéndum, no vinculante por supuesto, sobre alguna cuestión previamente decidida y cuya respuesta, dada la estructura de la pregunta propuesta, siempre resultaba coincidente con el resultado buscado, aburrirse viendo el peor de los debates conserva su aliciente. A mí personalmente, después de esa experiencia, y sin entrar a pronunciarme sobre las distintas críticas que el debate sobre el estado de la Nación despierta, que de todo hay, reconozco que me encanta tener la posibilidad de asistir al mismo en directo y/o en diferido, desde el salón de mi casa. Es más, para la próxima” igual me aprovisiono de una buena carga de palomitas, e invito a los amigos a ver en grupo, las intervenciones estelares de nuestros más esperados políticos, con derecho a aplausos, pitos, comentarios, y consumición, por cuenta de la casa.
Y es que entiendo que aunque escuchar por enésima vez a Zapatero la explicación de sus actuaciones políticas, o aguantar las continuas críticas descalificativas del líder de la oposición sobre la gestión del gobierno, puede resultar incluso más aburrido que leerse el BOE, la información al ciudadano es la base del ejercicio democrático. Y abundando en la idea de que “la información es poder”, ¿que mejor formar de materializar la soberanía popular que mostrando la verdad al pueblo?
Hay gente para todo, y no albergo duda alguna de que también muchos votantes, quizá la mayoría, nos sentimos afectados por los grandes temas de la política nacional, como la evolución económica, el fin del terrorismo, las reformas estatutarias, las mejoras sociales, la inmigración, el precio de la vivienda o la educación, arduamente analizados, por otra parte, en la prensa diaria. Y aunque pueda parecer que a las audiencias solo las mueven programas como “supervivientes” o “mira quien baila” -¿se dice así?-, también nos interesa conocer la posición de cada grupo político respecto a todos y cada uno de los aspectos de nuestra realidad. Apuesto a que más de uno se engancharía a la programación si retransmitieran en directo, debates sobre el estado de su respectivo Ayuntamiento, o de su Diputación Provincial; y nada sería más saludable para la democracia, que algún intrépido productor televisivo se inventase el “gran hermano” de la vida pública, o de la política.
Los ciudadanos tienen derecho a asomarse, al menos una vez al año, a las mismas entrañas de los órganos que los representan, para contemplar casi en directo, la dinámica interna que los nutre, y revisar la gestión de su correspondiente gobierno, tanto nivel de Estado, como autonómico, o municipal y el debate, en el seno de las cámaras debe ser, junto con el voto libre e igual, en las urnas, la esencia de la democracia.

Milagrosa Carrero Sánchez
Profesora de Secundaria

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