Extremadura al día 16 ene 2008 Hemos crecido mamando la moderación. Hasta la saciedad hemos escuchado que "en el término medio está la virtud"; y no sé si fue primero la gallina o el huevo, la frasecita refranera o el sentir popular, pero esas siete palabras reflejan el miedo secular a todo aquello que nos haga perder el equilibrio, inclinando la balanza hacia uno u otro lado.Los bipartidismos han cabalgado a sus anchas, propulsados por leyes electorales que, como la española, favorecen claramente los intereses "de los siempre centristas dos grandes partidos mayoritarios. Es un esquema que se repite insistentemente por todos los llamados países "democráticos". Asistiendo estos días a las elecciones de EEUU, tengo la sensación de que la diferencia entre los dos grandes partidos que se alternan en el poder es tan pequeña que podríamos considerarla prácticamente formal. Efectivamente los planteamientos políticos vienen a ser tan afines que aspectos como las estructuras económicas, la distribución de los recursos, o la dinámica de los grandes capitales no experimentarán en cualquier caso variación alguna. En España, fustigados por el miedo con que nos dejó marcados la guerra civil, también padecemos este curioso fenómeno, una especie de agujero negro que absorbe todo lo que se le aproxima en razón directa de su masa, acumulando los votos en un gran centro ocupado por los partidos mayoritarios. Y así, en este marco, nuestra imperfecta e injusta ley electoral es el pretexto ideal para pedir, por encima de las propias ideas, el llamado voto útil, que seguramente le será de utilidad, y yo me alegro por ellos, a quienes se ganan la vida al servicio de ambas fuerzas políticas, pero cuyo efecto sobre la vida de la mayor parte de la gente, es imperceptible. El bipartidismo nos asegura de esta forma un sistema donde se sacrifican los servicios públicos para favorecer al capital privado. Y en ese aspecto gane Zapatero o lo haga Rajoy podemos tener la tranquilidad de que la iglesia católica seguirá viviendo a costa del Estado, y conservando sus anacrónicos privilegios, de que los recursos educativos seguirán alimentando, en detrimento de la enseñanza pública, los intereses de unos cuantos empresarios que en su día apostaron por la educación, de que los sindicatos seguirán supeditados al estado vía financiación o de que la sanidad pública, siguiendo los pasos de la educación, quedará para lo que la privada no tenga interés en explotar, y así sucesivamente. Para remate de jugada al PP se le caen los jugadores más centristas, entiéndase Gallardón, el PSOE parte la carrera arrastrando el peso de la corrosiva conferencia episcopal, e IU presenta el único programa izquierdista distraído en atender las discrepancias internas reflejadas en los resultados de sus primarias. Nos esperan meses de debates políticos, entrevistas, y bombardeo mediático. Meses de campaña, ni siquiera para elegir entre un negro o una mujer, y mucho me temo que, al margen de los ignorados programas, para poco más que elegir entre un presidente con gafas u otro sin ellas. |
viernes, enero 25, 2008
¿Con gafas o sin ellas?
sábado, junio 16, 2007
La razón del más violento
El Periódico Extremadura 16/06/2007
Las guerras son como las infecciones, difíciles de aislar. Tanto que en los cuatro años posteriores al 11-S ha habido al menos diez mil actos terroristas con 37.000 heridos y 18.000 muertos.
imprimir
valorar
añade a tu blog
Extremadura al día
14/06/2007
El riesgo de acabar rigiéndonos por la ley de la selva será más próximo cada vez que se imponga la razón del más violento
He leído en la prensa que cuatro mezquitas suníes acaban de ser atacadas en respuesta a la destrucción de dos minaretes chiíes, que Hamás ha volado un túnel situado debajo de un cuartel de las fuerzas de seguridad de Al Fatah matando a varias personas, que al menos diez personas han muerto tras una enorme explosión sucedida cerca de una playa en el centro de Beirut, que la bebé de seis meses que el pasado domingo ingresó en el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona tras ser presuntamente maltratado deberá ser operada de una fractura en el parietal izquierdo, y que tres menores de entre 14 y 15 años han sido detenidos en Valencia por su supuesta implicación en una pelea registrada junto a un instituto de Secundaria, en la que resultó herido de gravedad, por puñalada, otro chico de 16, ingresado con pronóstico reservado en el hospital La Fe.
La lista continúa y ya son 53 las mujeres asesinadas en nuestro país por violencia de género.
En medio de las grandes urbes, de la impresionante tecnología que hemos llegado a dominar, y del vertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías, la violencia sigue siendo el método de imposición más utilizado.
En los últimos años hemos visto como los conflictos bélicos asolaban Africa y el desastre de la guerra ha azotado a Angola, Burundi, el Chad, Congo, Liberia, la República Democrática del Congo (antes Zaire), Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Costa de Marfil, Kenia, Nigeria y Uganda.
TANTO EN los países africanos como en Oriente Medio, otra zona terriblemente castigada por la violencia, la principal causa de conflictos son los intereses económicos, especialmente el control sobre el petróleo, no en vano las reservas petroleras de Irak son las segundas más grandes del planeta después de las de Arabia Saudita.
Porque cuando se trata de mantener el control sobre las materias primas, o mantener los precios, el Gobierno de Estados Unidos no ha tenido inconveniente en ofrecer apoyo a dictaduras como Arabia Saudita, Indonesia, Zaire; luchar contra democracias como en Chile y Nicaragua; o inventarse los pretextos más pintorescos para justificar una guerra como la de Irak.
Pero las guerras son como las infecciones, difíciles de aislar, y así en los cuatro años posteriores al 11-S ha habido al menos diez mil actos terroristas con 37.000 heridos y 18.000 muertos.
Cinco mil años de historia nos han servido para disponer de las armas más destructivas y los escudos antimisiles más sofisticados, pero no para desterrar de nuestra caja de herramientas la más obsoleta de todas, la violencia, una conducta que no siendo nueva, ni mucho menos, llama poderosamente nuestra atención por el contraste con nuestro mundo desarrollado.
Y mientras los padres maltratan a los hijos con el pretexto de educarlos, los hombres usan la violencia contra las mujeres con la intención de ejercer sobre ellas su control, los adolescentes acosan a los compañeros que no se ajustan al patrón establecido por el grupo, y los países poderosos invaden a los débiles generando conflictos que los justifiquen, hay quien no ve bien que nuestro sistema educativo incorpore, con carácter obligatorio, una nueva asignatura que trate de educar a los niños y adolescentes en el ejercicio de sus derechos y de sus libertades, enseñándole valores democráticos, derechos humanos, tolerancia, solidaridad y conservación de la naturaleza.
Entre educar en el respeto, la pluralidad, y el diálogo, como método de resolución de conflictos, o dejar que nos invada un modelo de sociedad que basa su sistema de relaciones en el uso de la violencia, y que hace del uso de las armas un derecho constitucional, yo francamente me inclino por lo primero.
De no lograr que prevalezca nuestro sistema de valores, mal asunto para los niños, para los pobres, para las mujeres, para los viejos, para los débiles y en general para los diferentes, porque el riesgo de acabar rigiéndonos por la ley de la selva será más próximo cada vez que se imponga la razón del más violento.
domingo, enero 28, 2007
La primera
¿Y por qué no son los maltratadores los obligados a irse a un centro de acogida que controle que cumplan el alejamiento?.

23 ene 2007
Estoy harta de eufemismos que suavizan la realidad llamando violencia de género al asqueroso machismo de toda la vida, que desprecia el valor de la vida de la mujer.
Y no debería quejarme porque el año ha empezado con 20 días de respiro, sin ningún asesinato de mujeres a manos de sus compañeros o excompañeros sentimentales, cuando la media del 2006 ha sido de una mujer asesinada, por el que se cree su dueño, cada 5 días. Es más, si contamos a las mujeres que víctimas de la violencia machista han sido asesinadas por otros familiares; los casos de niñas y jóvenes que no alcanzan la mayoría de edad; los de prostitutas; los insuficientemente documentados, etcétera han sido 110 las vidas de mujeres cobradas en nuestro país por la barbarie machista el pasado año, lo que supone una media de una mujer asesinada cada tres días.
Llamemos a las cosas por su nombre. Admitamos que el atrevimiento de miles de hombres a declarar que una mujer es suya para siempre, por encima de la propia vida, y hasta de la muerte, no es una inclinación genética, sino un criterio aprendido, de una sociedad machista que considera a la mujer como una subespecie humana . Las palizas de un marido a su mujer para domarla a su gusto, las amenazas, las coacciones, las vejaciones, los malos tratos, tan cotidianos como el aire que respiramos, que una multitud de hombres, y no exagero, utilizan como estrategia para doblegar a su compañera, son distintas formas de lo mismo: Técnicas de imposición de un sistema patriarcal, apoyado en una arraigada mentalidad machista que hay que desterrar aunque para ello haya que transformar toda la estructura social empezando por el concepto tradicional de familia .
EL PRIMERO del año ha sido el exmarido de una mujer de 41 años. El asesino tras recoger al hijo de ambos, cuya custodia era compartida --muy previsor--, regresa tranquilamente, y revienta, a puñaladas, a la mujer que considera de su propiedad, y que en la flor de su vida empieza a recuperar la estabilidad afectividad con una nueva relación que él, como dueño suyo --que se cree--, no puede consentir. Después de haberla matado, va y se suicida . ¡Pues que se hubiese suicidado antes! Pero los maltratadores que se suicidan, siempre lo hacen después de cumplir con el sagrado precepto de marcar su territorio, en este caso con la sangre y con la vida de una mujer convertida, forzosamente en esclava, en pleno siglo XXI.
¡Pero cuántas veces he visto yo a los hombres marcar su territorio alrededor de sus mujeres !, esclavas que pasean por los parques, que van sonrientes al trabajo, al gimnasio, o de compras sin que nadie quiera o pueda ver la soga que amenaza sus vidas, impidiéndoles ser ellas mismas. Mujeres que, en muchas ocasiones no llegan a atreverse a plantear una separación por miedo, y que viven humilladas bajo la tutela de un marido o compañero que limita cada uno de sus movimientos, y al que tienen que dar cuentas de cada paso que intentan dar, y que muchas veces queda frustrado por no contar con el beneplácito de su dueño. Mujeres, a menudo, relegadas prácticamente al ámbito familiar, y privadas de acceder a cualquier estatus que se salga del círculo que les ha sido marcado, bajo la amenaza del miedo, el más castrante de los castigos, casi siempre sicológicos.
Y la sociedad anima a esas mujeres a liberarse, y a denunciar, pero muchas de las que se atreven a solicitar el divorcio, e incluso que denuncian el maltrato, tienen que soportan años de acoso de sus ex , que siguen limitándolas y controlándolas, forzándolas a esconderse para hacer su vida, obligándolas, a veces, al destierro, y al desarraigo, o a cobijarse en un centro de acogida; Son miles de mujeres que viven amedrantadas mirando para atrás, porque la sociedad no puede permitirse pagar un guardaespaldas para cada una de ellas. ¿Pero hasta cuándo?
¿Y por qué no son los maltratadores los obligados a irse a un centro de acogida que, a su vez, controle el cumplimiento que estos hombres hacen de las sentencias de alejamiento? Que sean ellos los que sufran el desarraigo, y los que lleven guardaespaldas. Es cuestión de legislar, y articular las medidas oportunas, que ejecuten con garantía las sentencias judiciales.
Claro que estas medidas, si bien son cruciales para las víctimas actuales, son un tratamiento sintomático al problema, que en su origen, habría que tratar reeducando a la sociedad entera, especialmente a niños y niñas, y cambiando paulatinamente sus clásicas estructuras, una vez que está demostrado que las actuales permiten el maltrato a la mujer, y además lo ocultan, y me refiero a cualquier estructura patriarcal, como la familia tradicional machista, tanto monógama como polígama, o incluso a la cohabitación en pareja, tal y como ahora se concibe. Habría que aprender a valorar el concepto de libertad individual, y desterrar de las mentes los imaginados derechos a la posesión sobre la propia mujer , que en base a unas distorsionadas ideas de la fidelidad, del honor y del deshonor, permanecen fuertemente arraigados en la mentalidad machista, pero todo esto habría que hacerlo ya, actuando sobre la inestimable herramienta de los medios de comunicación de masas, y con la implicación de todos los hombres y las mujeres que entiendan el problema, y quieran acabar con él.