viernes, noviembre 04, 2005

¿QUE FRACASO ESCOLAR?

Ríos de tinta se han vertido hablando del “fracaso escolar”. Los expertos en el tema, es decir los profesores, aunque resulte soberbio, por mi parte el calificativo, sabemos que estas tres palabras, no tienen valor en sí mismas, son, por paradójico que resulte, absolutamente relativas, ya que sólo puede hablarse de “fracaso”, cuando no alcanzamos una determinada medida, de aquello que queremos medir. He ahí la clave de la cuestión: ¿Qué queremos medir y hasta dónde de nuestro Sistema Educativo?
Sobre los objetivos que se propone el Sistema Educativo, existe una diáfana claridad, puesto que vienen determinados en la Ley . Otra cosa son los criterios de evaluación utilizados. Pongo un ejemplo: A veces puede darse el caso, de que varios alumnos que estudian juntos, obtengan resultados muy distintos en sus calificaciones, pudiendo aprobar todas las asignaturas, los alumnos de un centro, y suspenderlas todas los de otro, siendo, en ambos casos, legal. Podríamos variar notablemente, los resultados numéricos de las calificaciones, con sólo cambiar los criterios de calificación aplicados, a la hora de valorar las pruebas realizadas a los alumnos.
Cuando las estadísticas presentan los resultados comparativos, por niveles académicos, de un país, con respecto a otro, o de dos comunidades autónomas entre sí, es como si pretendieran sumar kilos de patatas y litros de aceite, en parte, por que parten de objetivos diferentes, y en parte, por usar distintos”raseros” para medir los resultados.
Pero estos no son los únicos fallos, al comparar los resultados de dos sistemas educativos. A veces olvidamos, que cada país cuenta con unos recursos diferentes de partida.
El entorno familiar determina, desde las actitutes aprendidas por el niño frente al estudio, hasta las condiciones ambientales más o menos propicias al mismo. No es lo mismo que el niño cuente con un entorno familiar, y social, rebosante de cultura, que se críe en un ambiente donde se descuiden estos aspectos.
Países con diferente nivel de renta, parten de condiciones muy distintas, a la hora de abordar la educación. Es mucho más difícil que un niño, que trabaja por las mañanas en las minas de diamantes, y asista esporádicamente a clase, “apruebe” el nivel de la ESO, a que lo logre otro, que tenga tiempo suficiente, y la ayuda de sus padres, que disfrute de un lugar cómodo para la concentración, que cuente con materiales didácticos adecuados, que disponga de libros, ordenadores, cuadernos, y hasta de gafas, si las necesita.
Estoy harta de oír hablar del “fracaso escolar”, o lo que es peor, del fracaso del Sistema Educativo en este país. ¿Pero que fracaso? Si hace, menos de quince años que, en España, la enseñanza obligatoria abarcaba sólo hasta los 14 años de edad, si hasta los años 70, la ley permitía que los niños abandonaran los estudios, a la tierna edad de 10 años, y ni siquiera garantizaba su gratuidad, a partir de ese momento.
Me ofenden rotundamente ese tipo de aseveraciones, que no son más que tergiversaciones estadísticas de las cifras, con ánimos políticos. Yo no digo que todos los colegios e institutos sean perfectos. Algunos se quejan, por la falta de conserje, otros piden que les cubran las pistas de deportes, y a todos, alguna vez, hay que correrles los tejados, y repasarles las ventanas, o los radiadores, pero de ahí a decir que no funciona el sistema de enseñanza va un abismo. Los padres y las madres que se han preocupado alguna vez, por acudir al centro de sus hijos, saben de sobra, que al mínimo problema que planteas, ya sea de convivencia, ya sea de índole académica, saltan todos los resortes: aparece el/la director/a, uno o dos jefes/as de estudios, el/la orientadora (psicólogo o pedagogo), el/la tutor/a, y el profesor implicado, si está libre, para conocer el caso, y resolverlo, de la manera más rápida y didáctica posible.
Y si la duda es sobre las instalaciones, que acudan, a través de las AMPAS, a visitarlo, y verán, en cualquier instituto, aunque sea de pueblo, sus aulas de tecnología, perfectamente pertrechadas con herramientas y máquinas, su gimnasio, con los correspondientes aparatos, sus aulas de plástica, y de música, su biblioteca, y aquí en Extremadura además, su ordenadores, en cada mesa, y compartidos, uno por cada dos alumnos.
Cierto que cualquier sistema es susceptible de ser mejorado. Y yo soy la primera que, refiriéndome a la enseñanza pública, propongo que se disminuya la “ratio”(nº de alumnos por aula), y que se aumente el sueldo a los profesores , cuyo trabajo hace años que está devaluado frente a otros titulados superiores, dependientes de las administraciones autonómicas, y cuya difícil labor, más en los tiempos que corren, es injustamente menospreciada, por la sociedad. Y soy partidaria que en los centros concertados, que reciben fondos del estado, se les exija los mismos requisitos que en los públicos, con vista a la integración de diferentes alumnos, evitando los trucos para seleccionar al alumnado, que todos conocemos, como exigirles uniforme, o alegar que carecen de departamento de orientación, para evitar a los niños “especiales”, y además, a los pobres .
Pero con todo, me consta, que el tremendo esfuerzo que ha hecho este sistema educativo, para mejorar el nivel cultural de los españoles, ha dado sus frutos, y que los ciudadanos que en él se han formado, han roto el muro que los separaba de la tecnología, de las telecomunicaciones, han participado en actividades culturales y lúdicas, que muchos no habrían tenido a su alcance, de otro modo, y además de aprender a leer, y “de cuentas”, han aprendido a valorar el ejercicio, y la música, a conocer su propio cuerpo, a entender los fundamentos del mundo tecnológico en el que vivimos, a valorar el entorno natural, etc...pero sobre todo, han aprendido a convivir en grupo, en una estructura social, sometiéndose a unas normas, y ateniéndose a un comportamiento cívico.
Como profesional de la enseñanza, como madre, y como ciudadana, considero, que haber llegado a alcanzar este nivel educativo, aquí, y ahora, no es un fracaso, y que la expresión, sobre la que tanto se ha “cacareado” del fracaso escolar, no es más que tres palabras sacadas de contexto

Milagrosa Carrero Sánchez.
Artículo publicado en el Periódico Extremadura el 29 de Octubre de 2005

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo nunca las he visto tan bien puestas como ESTAS...