martes, noviembre 15, 2005

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"Estos días estamos asistiendo al debate en el Congreso de la nueva Ley Orgánica de Educación, LOE. El texto del proyecto, viene desencadenando, como viene sucediendo ante cada nueva ley de educación, un sin fin de reacciones."Entorno al sistema educativoDe la Educación y sus leyes - por Milagrosa Carrero SánchezLlegar al mundo en una familia u otra, en uno u otro entorno, va a convertirnos en lo que acabaremos siendo de adultos. Es más, sin menospreciar la importancia de la herencia genética en el aspecto físico de las personas, hay que reconocer, que a nivel de comportamiento lo que más importa, por no decir lo único, es la educación que hayamos recibido. Y así, nuestras costumbres, nuestra religión, nuestro comportamiento social, y nuestros valores, van a depender exclusivamente de las enseñanzas recibidas, por nuestros educadores, desde la cuna.Cada vez más, todos estamos de acuerdo, en valorar esta forma de capital, cuya inversión repercute de manera tan directa en nuestra forma, y calidad de vida. Tanto los países en vías de desarrollo, como los altamente industrializados, tienen clara la influencia de la educación, y de la preparación científico-tecnológica y humanística, en el futuro de un pueblo.En muchas ocasiones, la clase política de un determinado Estado, puede preferir un pueblo ignorante, sin capacidad de análisis, fácil de engañar, y de manipular, por consiguiente. Si es así, enfocará todas sus influencias en este sentido, y dificultará el aprendizaje, o lo menospreciará, se encargará de fomentar formas de evasión alienantes, y superficiales, procurará entontecer a la gente con algún tipo de engaño, siempre a base de combinar las promesas con el miedo.Otras muchas veces, nos encontramos con países cuya inversión en educación está muy por encima de lo que se podría esperarse. Los dirigentes políticos saben que un pueblo culto puede ser peligroso, y difícil de controlar, pero también saben que una población bien preparada es capaz de catapultar a un país, al desarrollo tecnológico e industrial. Tenemos el asombroso caso de China, cuya explosión demográfica, combinada con una clara inversión en ciencia, y tecnología, junto con formación, la han llevado a conquistar Occidente, metiéndose en cada uno de nuestros hogares. ¿Y quien no ha oído hablar de los titulados cubanos, que hoy por hoy, pueblan el mundo? Cuba es otro claro ejemplo del alto rendimiento que puede esperarse tras importantes inversiones en educación.En España, también tenemos claro, como puede influir la educación que transmitamos a nuestros niños y jóvenes, en nuestra forma de vida. Estos objetivos educativos, se plasman en las distintas leyes de educación que han estado vigentes, en cada momento concreto, de nuestra más reciente historia. Desde la llegada de la democracia, nuestro país, ha prolongado la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza, de los 10 a los 14 años, y de los 14 a los 16. El esfuerzo realizado ha sido muy grande, tanto en recursos económicos como en esfuerzo por parte del profesorado afectado, que en el caso de los profesores de secundaria, han pasado de instruir a un escogido grupo de privilegiados, procedentes de familias muy concienciadas de su labor educativa, y deseosos de aprender, a impartir clases a todos los adolescentes menores de 16 años, con independencia de su origen, o el interés de sus familias por que obtengan titulación alguna. En poco más de treinta años, hemos hecho un titánico esfuerzo, por acabar con el analfabetismo, que aun afecta a un millón de personas aproximadamente, y proporcionar una formación básica importante, al total de la población.Medir los logros en educación, es por todo ello, algo más que contar el número de alumnos que logran obtener el certificado en secundaria, o continuar estudios de bachillerato. No obstante, la continua mejora del sistema, sigue siendo una de las preocupaciones de la clase política, y de gran parte de la sociedad española, y motivo de pugna entre las diferentes concepciones ideológicas. Esto ha llevado a nuestra legislación educativa, a sucesivas modificaciones, que se producen a tal ritmo, que no da tiempo al perfeccionamiento de ninguno de los sistemas. Del mismo modo, que antiguamente los funcionarios cesaban o tomaban posesión de su puesto de trabajo, a la vez que se alternaban en el poder, los diferentes grupos políticos, en la actualidad, cada cambio de partido en el gobierno, viene a suponer la aparición de una nueva normativa, en cuestión de educación. Esto produce entre el profesorado una sensación de impotencia, de frustración, de incapacidad para recoger el fruto de sus esfuerzos. Se hace necesaria, una ley amplia, y para todos, que garantice el respeto entre los distintos grupos ideológicos, “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opción o cualquier otra circunstancia personal o social alguna”, según consta textualmente, en nuestra constitución. Una ley sin privilegios para ningún colectivo en particular, por muy poderosa que sea, y aunque se trate de la mismísima iglesia católica, que garantice un currículo mínimo común suficiente, en todo el Estado, y prime la calidad de la enseñanza pública, como primer peldaño del progreso social.Estos días estamos asistiendo al debate en el Congreso de la nueva Ley Orgánica de Educación, LOE. El texto del proyecto, viene desencadenando, como viene sucediendo ante cada nueva ley de educación, un sin fin de reacciones. Por un lado tenemos los intereses profesionales del profesorado. Cada departamento didáctico, presiona para conseguir más horas en el currículo, y así más plazas de su materia, lo que implica más posibilidades para sacar la oposición, los interinos, o para optar a determinados destinos, en el concurso de traslado, los funcionarios. Asignaturas importantes para una educación actual, como la Tecnología, quedan relegadas a un segundo plano, en detrimento de la calidad de la enseñanza, y la estabilidad laboral de los profesores de la asignatura.Por otro lado, está el tema de la asignatura de religión. El deseo de la iglesia es que se imparta, y que sea evaluable, sin serlo su alternativa. Esto induciría a los alumnos a optar por ella, en busca de una nota, que le sirva para subir la media, perjudicando al resto, que siempre tendrían una media más baja. No siendo la religión evaluable, la desbandada de la asignatura es masiva, a partir de 1º de la ESO. En esta guerra, la Concapa ha presionado para que los alumnos que no reciben clases de religión se vean obligados a recibirlas de distintas alternativas, no evaluables, lo que no es más que una forma de penalización, con fines disuasorios. La Iglesia católica, se aferra, con uñas y dientes, a una situación de privilegio que le proporciona cada año, unos ingresos nada despreciables, aportados por el Estado en concepto de nóminas, para financiar el pago de los profesores de religión. Hablamos de 15.000 catequistas en la enseñanza pública y otros 15.000, en la concertada. Luego está el tema de los itinerarios. No es lo mismo establecer los itinerarios desde 1º de la ESO, que a partir de 1º de Bachillerato. Los sectores progresistas apuestan por unificar la enseñanza hasta edades avanzadas, con el fin de ofrecer igualdad real de oportunidades. Este colectivo defiende la idea de no hacer “clases de torpes, y clases de listos”, con distintas ofertas educativas, durante el periodo de enseñanza obligatoria, aunque ello suponga la necesidad de reforzar los recursos, con desdobles, profesores de apoyo, y disminución de la ratio, estrategias, todas ellas, que suponen un considerable gasto, que, por otro lado, la enseñanza concertada, no está dispuesta a realizar. Por su parte, los sectores más clasistas y reaccionarios, rechazan la idea de la integración, optando por la temprana implantación de los itinerarios. ¿Qué alumnos serían los beneficiados con este sistema? Los que pertenecen a familias cultas y con recursos. ¿Quiénes serían los grandes perjudicados de prosperar esta tendencia? Los niños de familias humildes.El profesorado, no es ajeno a estas corrientes ideológicas, y aunque la aplicación de la ley, a veces genera descontentos, en determinados sectores que se alternan, según los aires políticos que corren, lo que sin embargo puedo asegurar, como implicada en el sector de la enseñanza, es que no afectan para nada al desarrollo de la actividad docente. Los profesores, se esfuerzan por conseguir la mejor formación de los alumnos, independientemente de sus inclinaciones políticas, y a pesar de ellas, dedican grandes esfuerzos a cumplimentar un sinfín de tareas burocráticas, determinadas en la normativa. Y aunque la mayoría, considera que la labor del tutor está devaluada, la función tutorial se realiza con esmero, al igual que se atiende celosamente, a cada grupos de hasta 30 alumnos, aún sabiendo, que en grupos más reducidos se obtienen mejores resultados con menos esfuerzo, por su parte. Sin embargo la sensación el vapuleo político del sistema educativo, es generalizada. Los profesionales de la enseñanza están cansados de la continua modificación de los procedimientos, la progresiva complicación burocrática exigida por las sucesivas normativas. Todos agradeceríamos, de una vez por todas, una ley definitiva, fruto de un consenso, y un compromiso político, que tenga validez, al menos, a medio plazo.Milagrosa Carrero Sánchez. Caceres.Colaboradora, El Inconformista Digital.Incorporación - Redacción. Barcelona, 14 Noviembre 2005.


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