jueves, enero 03, 2008

Fernández Vara se estrena


















03/01/2008






01/01/2008




En el primer discurso de fin de año del presidente de la comunidad, aparte de la interpretación del mensaje, me resulta inevitable compararlo con su antecesor, un ciclón al que había que medir con parámetros propios, además del análisis sobre las expectativas que todos depositados, en su día, en él.



Y respondiendo a las expectativas, hay que decir que tuvimos el discurso que algunos esperaban y que otros temían.



Porque a pesar del amplio consenso que Fernández Vara ha logrado, no podemos pretender que todos los que lo hemos respaldado pensemos igual, ni mucho menos próximos a un discurso que, como declaración de intenciones, se posiciona muy a la derecha de la mayoría de sus votantes; Y así, su guiño a la monarquía ha resultado irritante entre sus muchos votantes republicanos; Y sobre nuestras referencias --Extremadura y España, según él-- muchos habríamos incluido, aunque solo sea por lo que le debemos, a Europa. Sería un grave error pensar que el PSOE le debe los brillantes resultados obtenidos en la Asamblea a sectores de derechas, cuando ha sido la determinada unidad de la izquierda --sacrificio de IU incluido-- la llave de tan rotundo éxito.



Somos muchos los que desearíamos que el "ambiente de tranquilidad en lo económico y seguridad en lo social" que el presidente está dispuesto a crear, se asiente en respuestas concretas a las necesidades de los extremeños, y preferimos un discurso en el que se nos prometan empastes gratis o el inminente cierre de Almaraz, que otro con todas las mejores intenciones del mundo juntas.



En los objetivos estamos todos de acuerdo e incluso en muchos de los procedimientos, y sobre todo en la importancia que las personas tienen en la economía de un pueblo que está "en el momento y el lugar" idóneos para dar el salto al progreso, como es el nuestro.



Y en cuanto a la importancia de la lectura ¿quién lo duda? Regalemos libros, y no solo de literatura, que así se enriquecen los lenguajes y las mentes. Por cierto, no estaría de más que la Junta hiciera lo mismo, aligerando a los padres del peso de la factura anual de los libros de texto de sus hijos.



Compararlo con Ibarra sería pueril e inútil, cada cual es cada quien. Aquél tenía el don de la sorpresa, éste una arrolladora capacidad de trabajo, y ambos la honradez y la cercanía, que quizás sea lo que más nos gusta a los extremeños.






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