domingo, septiembre 10, 2006

Del sexo de los ángeles a la refinería


Extremaduraaldía
10 sep 2006

Os quería escribir sobre el amor, el odio, el dolor, el miedo y el sexo de los ángeles, en este artículo, cuando el cotidiano timbre del teléfono, y una voz familiar, informándome de una carta dirigida a mí, en el periódico, al otro lado de la línea, me ha devuelto nuevamente, al plano de lo inmediato, la refinería de petróleo, tema de candente actualidad, pero cuya trascendencia sigue sin alterar, la realidad de una sociedad extremeña dividida, por estos días, en dos grandes grupos: “Los que tienen aire acondicionado y los que aspiran a tenerlo”.
Y esto me lleva a cuestionar, por incongruentes, ciertas posturas negativas relacionadas con la instalación en Extremadura de una refinería.

Porque es cierto que la plataforma “refinería no”, muestra una ilusionada actividad, que no pierde ocasión para convocar una manifestación, más o menos secundada, en función de si coincide, con un puente -en cuyo caso, la mayoritaria inclinación de los extremeños, por el pueblo, el campo, y la playa, la deja en “reunión de amigos”, como sucedió en la del día de Extremadura-, o no.

Y no me avergüenza felicitarlos por esta entusiasta lucha, que independientemente de sus fines, que en absoluto comparto, me simpatiza por su perseverancia, actitud que admiro, pero que me merecería mayor respeto, si entre sus protagonistas, no abundaran esos ecologistas con aire acondicionado, cuyo recibo de la luz se dispara en los meses de estío por el climatizador, y en los de invierno, por la calefacción, y que usan “clinex”, en vez de lienzos, rollos de papel de cocina, en lugar de trapos, y llevan el “4X4” hasta la puerta, sin tampoco “hacer ascos”, como el que más, a los cientos de textiles, acrílicos, pinturas, plásticos y otros derivados del petróleo, que normalmente nos rodean, en nuestra vida cotidiana, o a una ducha calentita en invierno.

Y es que algunos de los que se oponen a la instalación, en Extremadura, de una refinería que según compromiso personal del Presidente Rodríguez Ibarra, y del propio Alfonso Gallardo, incorporará los últimos avances tecnológicos garantizando la máxima reducción, de las emisiones de gases a la atmósfera, convirtiendo este complejo energético en el "más moderno y menos contaminante del mundo", tampoco renuncian al gasto energético, o al menos no muestran la misma preocupación si su chándal, sus deportivas, sus neumáticos, o el combustible de su tractor proceden de Estados Unidos, Japón, Noruega, Francia, o Alemania.

Desde el punto de vista práctico, y partiendo de la base de que las energías convencionales, contaminan más que las renovables:¡ojalá tuviéramos capacidad para sustituirlas hoy mismo, en todo el planeta!. Pero, hay que reconocer, que nada está más lejos de la realidad que esta idea.

El proceso de sustitución de las energías convencionales por otras renovables, requiere un mínimo de 40 años, una dolorosa inversión que todos tendremos que pagar, y una planificación ordenada de los recursos en el tiempo y en el espacio, que habrá de atenerse al Protocolo de Kioto , en vigor desde el16 de febrero de 2005, a la directiva de energías renovables, que fija la aportación a estas energías, para cada uno de los países de la UE en el 2020, y al Plan Nacional de Asignación de Emisiones, para el periodo 2008-2012, que ajusta la voluntad de nuestro país al compromiso del Protocolo de Kioto, todo ello perfectamente compatible con el proyecto extremeño.

Pero imaginemos que, con el correr del tiempo, tras un medido proceso de transformación, logramos que toda la energía consumida proceda de fuentes renovables. Las pinturas, los tintes, las lacas, los plásticos, los pegamentos, los alquitranes o las inarrugables fibras textiles, harán necesario, que siga habiendo algunas refinerías, que nos proporcionen, la ropa, el calzado, los neumáticos, el pavimento, o los juguetes, que obtenemos del petróleo, y cuya sustitución por sustancias naturales implica mayores sacrificios, como la tala masiva, o que tengamos que volver al “burro” y a lavar a pañales.
Mujeres lavando en el río Anduña

En vista de lo cual, y tras analizar globalmente la situación, sigo apoyando la idea de instalar en Extremadura un moderado número de industrias, bajo un estricto control, que impulsen nuestro desarrollo, y entre ellas, la moderna refinería proyectada, pero además, considero afortunada, la zona escogida, -sin entrar en matices técnicos sobre su ubicación concreta, que no me toca decidir a mí- por la enorme inversión que va a recibir, impulsando su economía, no solo de los socios privados del proyecto, si no del Gobierno Regional, a través de la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura, que aportará el 20% del presupuesto, 360 millones de euros, de los 1.200 millones de inversión total, que tantas sanas envidias suscitan en otras zonas de la
Comunidad Autónoma.
Milagrosa Carrero
Profesora de secundaria

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tanto como conoce el mar, tiene usted una vista muy larga, pues pocos Extremeños vemos el mar donde se construyen las refinerias en todo el mundo. No se fije tanto en las movilizaciones de la plataforma y lea las informaciones que aporta en su afan de informar , asista a las charas COLOQUIOS QUE ORGANIZA QUE PAREZE QUE VIENE DE ATRACAR UN PETROLERO EN CUALQUIER PUERTO