02/05/2007
Extremadura al Día (26 abr 2007)
El presidente iraní, Mahmud Ahnmadineyad , aseguró a la televisión española que Irán quiere respetar las leyes internacionales siempre y cuando también se respeten los derechos de Teheran. Respondía así a las presiones de la Unión Europea para que Irán suspenda su programa nuclear, un tema de trascendencia internacional que ha supuesto a este país la imposición de una serie de sanciones por parte de los países de la Unión Europea, acordadas por consenso, y que al paso de los meses no presenta perspectivas de fácil solución.
Y sin embargo esta petición de respeto a las leyes internacionales resulta contradictoria con las últimas medidas coercitivas impuestas por el Gobierno de Teheran sobre la libertad de las mujeres, otra forma más de opresión para las iraníes, muchas de las cuales regalaron su confianza al Gobierno actual, tras su promesa electoral de no limitar las libertades conseguidas durante el mandato del reformista Mohamed Jatami .
Pero si la contradicción de Ahnmadineyad me llama poderosamente la atención, lo que me deja realmente atónita es la indiferencia internacional con que se recibe esta nueva medida, un atentado más contra la libertad de las personas, mujeres en este caso, y que arrolla directamente la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Carta de las Naciones Unidas , entre otros, más de siete tratados internacionales.
A PARTIR del día 23 de abril las mujeres iraníes tienen prohibido el uso de pantalones cortos o faldas estrechas y cortas, así como los pañuelos pequeños que dejan fuera parte del cabello. El régimen de Teherán no considera estas medidas como una violación de los derechos de la mujer.
Ante este tema parece que los países de las libertades , desde nuestra cómoda posición, "no queremos complicarnos la existencia con un problema que no parece capaz de influir ni a la economía mundial, ni al difícil equilibrio de relaciones internacionales, y que, al fin y al cabo, solo afecta a unos cuantos millones de mujeres...
Y si hoy la noticia viene de Irán, no olvidemos a Sudán, Arabia Saudí, los Emiratos Arabes, y demás países árabes, en los que, a excepción de Túnez, la ley discrimina sistemáticamente a la mujer, cruelmente a veces. En la mente de todos están las ablaciones del clítoris, la dilapidación por adulterio, o la imposición del burka.
Pero como estamos llamados a entendernos con un pacto de civilizaciones propuesto por nuestro presidente y puestos a movernos en un plano de respeto, se me ocurre que hay que empezar por aclarar estos asuntos, aparentemente triviales , pero que violan los principios fundamentales sobre los que se asienta nuestra cultura, y que recogidos en la Declaración de derechos humanos determina que "la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana (Preámbulo), que toda persona tiene los derechos y las libertades proclamados en dicha Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, etcétera (artículo 2), y en definitiva que todos son iguales ante la ley y que tenemos, sin distinción, derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación (art. 7)".
Y no se trata de ponerse falda o pantalones, de llevar el pelo corto o largo, o de cubrirse o no la cabeza. Se trata de la libertad de las personas, y del inalienable derecho a elegir, se trata del respeto a los derechos de las mujeres y de los hombres, se trata de no cerrar los ojos ante la discriminación machista, y de defender los derechos universales, y entre ellos --sobre la ropa, y sobre cada uno de nuestros actos-- el derecho a decidir.
*Profesora
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