miércoles, septiembre 12, 2007

El arte de desinformar

Leyendo los contenidos del currículo de la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía , muchos de los cuales ya estaban contemplados dentro de los temas transversales recogidos en la LOGSE, me congratulo como docente, como ciudadana, y como madre de la implantación de esta valiosísima materia que hace tiempo se vienen impartiendo en la mayor parte de los países europeos desde Inglaterra a Grecia, pasando por Portugal, Francia, Italia, Irlanda, Suecia, Bélgica, República Checa, Luxemburgo, Holanda, Eslovenia, Estonia, e incluso la supercatólica Polonia, y cuyos contenidos aún se siguen impartiendo de manera transversal en otros países como Alemania, Dinamarca, Hungría, Chipre, Noruega o Finlandia.


Sobre los contenidos que no son otros que la enseñanza de los valores democráticos se ha difamado, extrapolado, engañado, y manipulado la información. Educar en el respeto, la tolerancia, la pluralidad, favorecer la convivencia, la integración social, el diálogo, rechazar la injusticia y la discriminación, y conocer y valorar los derechos reconocidos en las declaraciones internacionales y en la Constitución española son los objetivos que se propone esta necesaria asignatura que pretende combatir la violencia, la intransigencia, y en general la falta de educación promovida por ciertos medios, y de la que nuestros niños y jóvenes están siendo fáciles víctimas. Hablamos de circulación vial, de consumo responsable, del respeto al entorno, de la no violencia, del derecho internacional, de las acciones por la paz, del papel de los organismos internacionales y las fuerzas de pacificación.


PERO ESTA asignatura no es una materia simplemente decidida por la mayoría democrática que otorgan las urnas, sino un texto en cuyo contenido han intervenido organizaciones como Amnistía Internacional, la Asociación Pro Derechos Humanos, la Asociación Universitaria de Profesores de Didáctica de las Ciencias Sociales, Cáritas, la Coordinadora de ONGs para el Desarrollo, Intermón-Oxfam, la Federación Española de Religiosos de Enseñanza, o la Fundación Luis Vives, y para cuyo diseño la ministra Mercedes Cabrera ha consultado a representantes del Ministerio de Defensa, de los institutos de la Mujer y de la Juventud, o hasta de la Dirección General de Tráfico, sin olvidar a la Confederación Española de Centros de Enseñanza, y así hasta más de veinte grandes colectivos sociales, muchos de ellos católicos, que respaldan la implantación de la materia, destacando, dentro este sector el explícito apoyo del colectivo de Cristianos Socialistas, respaldando la materia con la firma de un manifiesto donde la consideran especialmente necesaria para nuestra sociedad, y las declaraciones de el obispo electo Joan Godayol , que no solo defiende la implantación de la asignatura en el sistema educativo español, sino que también aboga por la no intromisión de la Iglesia en cuestiones políticas, entendiendo que las relaciones entre Iglesia y Estado deben estar basadas en el respeto. De igual forma, los 2.000 centros religiosos concertados agrupados en la FERE --1,5 millones de estudiantes-- han decidido impartir la Educación para la Ciudadanía, tal y como marca la ley, mostrando su desacuerdo con el sector más reaccionario de la Iglesia.

En este punto ya nadie se pregunta dónde está el problema sobre el que tanto insisten en hablar algunos grupos reaccionarios a fin de generar polémica entorno a la EpC porque resulta evidente que es ficticio, y efímero: otro bote de humo más, otro pretexto para atacar a Zapatero .

En efecto, a seis meses de las elecciones, y dando algunas encuestas una ventaja de 6 puntos al PSOE por encima del PP, --uno más que en 2004-- no es de extrañar que la estrategia de ataque iniciada hace tres años y medio por la oposición, se radicalice bombardeando cada iniciativa del Gobierno, aunque sea excelente y hasta de su agrado, con tal de generar la famosa crispación , alentar la polémica, sembrar la cizaña, o enturbiar, al menos, la claridad informativa emitiendo mensajes equívocos que lleguen a dejar un poso de duda en grupos manipulables.

Por fortuna los españoles de hoy no somos los analfabetos de otros tiempos, y después de tanto bombardeo publicitario distinguimos perfectamente entre una noticia, y una mentira de laboratorio laboriosamente trabajada por estos artistas del arte de desinformar.

*Profesora de Secundaria
Milagrosa Carrero Sánchez

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